Crear un cuerpo de poetas montañeros gimnastas con devoción por lo paramilitar en una suerte de cruzada por la perfección física e intelectual, como hizo Mishima.
Bueno, y también que éramos una pandilla de frikis alucinados en una sociedad que castigaba la testosterona y necesitabamos nutrición para el HaAMBRE DE glORia.
Del resultado, un esperpento de vicisitudes, líos, peleas, accidentes y juicios.
Lo que recuerda nuestra nostalgia...UNA EPOPEYA.