cogimos el desvío de la Ghost Road hacia el famoso restaurante Peggy´s Sue.
Me cago en la puta.
Para empezar, no había separación entre cocina y comedor y aquello apestaba a FRITANGONA.
Luego la carne de vaca vieja sabía RANCIA, fuertona, nun entraba ni pa Dios.
Y yo que esperaba unas BUENAS CONEJAS PIZPIRETAS AMERICANAS, me encuentro con respetables señoras mayores everywhere.
post-pizpiretismo
Le dije a mi colega:
"¿Ves a esa dependienta menopáusica que te atiende con un éxtasis de la hostia tras 10 horas de curro?
No son pensamientos positivos, no es el coaching, no es el reiki.
Es que va hasta el culo de drogas. "
Salimos y mientras los truenos sonaban en casa Dios allá a la sierra de san Bernardino en Los Angeles, curioseamos un viejo parque con RANCIOS DINOSAURIOS y un estanque.
Al lado, un tren con tanques del ejército y toda una flota de MONSTRUOSOS camiones, auténtico sueño de un MANOLO camionero español de los del "CORRE, PAPÁ".
La soledad también era gigantesca allí en aquel chaparral.
El viento calentón y húmedón por la tormentona.
Y me puse triste y contento porque nadie podría sentir la magnificencia de todo aquello, que era tremendo y a la vez la combustión de todo el sueño de NORTEAMÉRICA.
Cristo, me hubiera picado una cascabel y me hubiera ido alegre desde aquel yermo hacia la eternidad.
GMA