"Qué difícil nos lo ponen. Respiramos hondo para recuperar la calma pero no es sencillo. Nuestros hijos, menores de 13 a 17 años, reciben una paliza de una policía que nosotros mismos pagamos. Llegan a casa heridos en el cuerpo pero más aún, en el alma. Sí, estamos en España en el año 2012. Lo que pudo ser, en sus jóvenes cabezas, un referente del orden, es hoy el látigo de la injusticia y la impunidad de quiénes ellos no conocían y nosotros soñábamos que habían desaparecido.
No puedo explicar a mi hija por qué sus compañeros han sido apaleados por la policía antidisturbios cuando se quejan porque están siendo dejados en el olvido, por qué el miedo es el idioma que impera en nuestros gobernantes cuando se ocupan de nosotros y menos todavía, por qué les permitimos que nos gobiernen. Le miras a los ojos y sólo puedes llorar de pena por lo que les estamos dejando. Cada día es más difícil tragar, tolerar, racionalizar, ponderar, comprender, entender, permitir, consentir. Cada día es más difícil SER...
Hoy una amiga de Nittúa, docente en el instituto Luis Vives de Valencia, nos envía esta carta tras vivir esa carga policial contra sus alumnos.
Carta de una profesora de Educación Secundaria…
Expongo
Con las lágrimas en mis ojos quiero contaros algo, una de esas cosas que te dejan con el alma sobrecogida, algo de eso que guardas en tu memoria para siempre, algo de eso que preferirías no haber visto, algo de eso que preferirías que no ocurriera… algo que no tendría que haber ocurrido…
Tres menos cuarto de la tarde calle marques de Sotelo, pleno centro de Valencia, furgones policiales en las esquinas de la calle Sant Pau… todo tranquilo… mi amiga me llama la atención de que algo esta ocurriendo… yo miro desde mi nube y pienso que algún político de esos elegidos por el pueblo y que tanto miedo le tiene a su pueblo que se hace proteger por varios furgones de la policía nacional esta en algún organismo oficial…
Entro en mi centro, voy a mi despacho que da a la calle Xativa frente a la estación de Renfe y comienzo escuchar como se van acercando un montón de furgones policiales. Salgo a ver que pasa solo cojo la chaqueta, sin carnet, ni móvil, ni nada. Algo extraño dentro de mí me decía que tenia que salir… no estaba actuando con la razón.
La situación de alerta era máxima, se dispara mi sistema no racional, salgo como alma que lleva el diablo. Toda esa policía cargaba brutalmente contra un grupo de unos cuarenta niños y niñas adolescentes. No lo podía creer, los tiraban al suelo. Paralizada, llorando, viendo aquellos alumnos y alumnas nuestros en la acera de la estación de Renfe….
No quiero llamar desproporción de fuerza a eso porque sería insultar al género humano, porque no quiero caer en la manipulación del lenguaje que utilizan esos llamados defensores de la democracia.
Esposas y furgones policiales ¿para qué? me pregunto. Si lo que querían eran acallar sus “gritos de verdad”... mejor esparadrapo...
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NITTÚA
Núria González
Raúl Contreras
Mis ideas respecto a este tema distan mucho de ser las adecuadas como para no causar controversias, así que prefiero no "mojarme" demasiado. Eso sí, ¿Creo pensar que tú estás a favor de la "revolución" para exigir lo que se tiene derecho a exigir? Yo creo que la lucha siempre ha sido una buena opción, pero hay muchas maneras de luchar.
ResponderEliminarUn beso!
Dista mucho de los tiempos del fusil la manera en que esto se resolverá...revolución mental...
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