Los años 80. ¿Recuerdas aquel Mieres?
Faust, New Yubana...
Aquellos Domingos tremendos en el atardecer de hojas secas de otoño y castilletes en el horizonte,
por las grandes calles que paralelas discurrían por la ciudad en el camino hacia valles do habitaban otros mundos ajenos a aquel despertar urbano moderno...
Los cubalibres, las risas, el optimismo de una época que nacía próspera,
la época de los papeles y las oficinas y barriadas grises donde se abría paso el colorido marketing norteamericano, las nuevas modas que ya no entendían los viejos...
Y las agujas. Y la terrible enfermedad. Las sombras del Bilbao punk reverberando.
Yo sentía algo cuando llovía en invierno y uno regresaba de aquellos bares atestados de jóvenes embriagados, con sus tejanos y peinados Cindy Lauper, su desconocimiento de un mundo que reía aún en deriva.
Sentía un latir del viejo mundo, acompasar un nuevo ritmo de algo extraño que todos protagonizábamos.
Todo pasaría y todos serían adultos aburridos que suspirarían pensando en esto.
Pero ella sigue ahí. Por ahí. Ahí.
Sí.
La vampira.
Ah, cuánto te echo de menos.
Recorro en el Recollo el alto de San Tirso y veo esos bosques verdes, esa interminable sucesión de colinas arboladas salvajes, y en el fondo los castilletes, el Terronal y las escombreras abandonas, asoma Mieres, y la lágrima por un mundo perdido recorre mi mejilla.
La vampira. Ella.
Ahí.
Sigues oliendo a lo que olía en el aire por las barriadas de Santa Marina cuando regresaba a un "hogar".
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