miércoles, 28 de octubre de 2020

Instituto Doña Jimena de Gijón, año 2011


https://www.youtube.com/watch?v=yq3q4bMnfz8

A Ángela, como buena vampira, le gustaban las cosas nocturnas y extrañas.

Se metía en los institutos de noche y vagaba por el interior. Decía que le encantaba el olor de las aulas.

Yo no entendía nada, claro. En aquella época yo danzaba por el Albéniz de Gijón hasta la muerte cerebral.

Era el gran año del 2011, el año de las macroespichas en el Tartiere y en el Piles. El año en que restallaba la música de INNA y David Guetta y el electro dance.

Yo me preguntaba por qué Ángela a veces prefería hacer eso de los institutos. 

Para verla usaba la llave de la Ketamina, y entonces ella me cogía de la mano hacia los pasillos de instituto ensombrecidos, donde las altas ventanas dibujaban rectangulares islas de luz por las farolas de afuera.

Y ella me decía que tarde o temprano, todos volvemos a la larga,

LARGA Y FRÍA OSCURIDAD

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