viernes, 16 de abril de 2021

Por tierras de la parroquia de Villamayor

 La paisana empecinó, agitando el bastón en el aire para señalar aquel montón de piedras:

-Nenu, ¿sabes de qué era esa escalera?

-Me parece que de un hórreo, señora...

-Unu que ya cayó, sí, y eso otro la piedra de un molín.

-Ta ahí como pa poner banquetes y almorzar enrreor.

-Sí, sí....¡Uy, antes había munchos hórreos! Tenía el fiu del maestro unu que...(...)

Aquella anciana decía que ella era de Pendás, ahí no muy lejos por Parres, y que en Villamayor llevaba viviendo un tiempo, unos ochenta años. En Pendás tenía dejada la infancia hasta los ocho. 

Así que ochenta y ocho años con lozanía y buen humor sobrellevaba esta mujer que me hablaba ahora de una maestra de San Claudio y de una infancia feliz y campestre por aquellas tierras.

-Pero después trabajar como mules, ¡meh!

-¿Qué trabajó en el campo, señora?

-Muncho. Muncho ome. Y ahora vivo al límite, fiu.

-¿Al límite? ¿No sería mejor tomárselo todo con calma, a sus años...?

-La pensión, nenu, que cobro 700 euros y nun da.

-¡Ah! Pensaba que me decía...Vale, vale. Ta la cosa complicada.

-Ay, nenu, yo tengo un recuerdo de mi infancia muy feliz. Pero tan todos ahí ya, o camino de dir...

La anciana volvió a señalar con su bastón, esta vez al este y cruzando la 634 en diagonal.

-¿Qué hay allí, señora?

-¡Oño, nenu, el camposanto!- reía aquella señora mayor. 

De cháchara estuvimos un buen rato más, yo siendo escucha más que otra cosa, pues la paisana afayose a relatar las rutinas agrestes y  los entrañables pormenores de su vida en otro siglo pasado (yo casi diría que en otro mundo). 

Con la natural proclividad a la condescendencia al hablar con un anciano, yo dejé que corriera el hilo de las historias, de les historiquines...

Hasta que llegó el taxista que la anciana esperaba para ir a Infiesto, y entonces nos despedimos, le deseé mucha salud y ella a mí un buen día, y santas pascuas.

La plazoleta quedó desierta. El polen de primavera pululaba entre las callejuelas del pueblo, y a lo lejos los cobrizos montes destellaban bajo el duro sol. Un silencio...

"Qué mundos lleven estos paisanos consigo, 

y, oye, ¿porqué siempre que hablo con un paisano mayor me quedo con la sensación de que ahora la gente vivimos vidas un poco más artificiales?

Digo yo voy hacer unas letrillas, 

pero ná. Pa qué.



















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