domingo, 8 de enero de 2012

Para qué vivimos



A veces me da por pensar que se nos está escapando algo, quizá el tiempo, quizá un mundo, a nosotros los jóvenes. Quizá a todos los que vivimos en este siglo raro.

Busco la fuerza, la ilusión, la vitalidad y el poder de la juventud que nos debería estar guiando a través de un presente construido por nosotros mismos. Pero solo veo barcos a la deriva, náufragos, y a oscuros Poseidones ricachones azotándonos con inclementes tormentas y tempestades ante las cuales parece que poco, o nada, podemos hacer.
Quizá escriba esto para autoengañarme de que soy menos culpable de participar en esta mansedumbre por el solo hecho de escribir esta mierda…pero no sé yo.


Hubo un anónimo que me escribió en el foro de Undellaviana diciéndome que dejara de ir de “progre intelectual” porque rara sería la vez que estuviera “con la mente despejada del efecto de las drogas”. El tipo en cuestión creo que es un hijo burgués que vive de puta madre con su sueldecito de funcionario y que nada le importará la lucha contra este sistema de mierda. Al menos, este tipo de payasos es más culpable que yo de mantener engrasados los engranajes subyacentes a esta podrida sociedad.
Quizá envejezcamos, y todo cuanto podremos decir aquellos que tengamos la suerte de llegar a poder arrugarnos será: “no hice nada más que buscarme mis propias habichuelas, y así construimos este mundo. Pero, cojones, yo luché por mí mismo”. O quizá lamentemos amargamente no haber empleado los tiempos mozos en construir algo hermoso de verdad cuando teníamos el poder de los veintipico años, en perseguir ese relámpago blanco que nos eriza la piel con su extasiante y borboteante sensación de libertad, ese relámpago que precede al estampido del trueno de la revolución.

Todo cuanto nos han dado a conocer, todo aquello que nos han mostrado para perseguir como objetivo o meta, huele a huevo podrido. Somos jóvenes desarraigados, sin ideales ni grandes alturas espirituales. Pensamos poco, y mal. Pero nuestro refugio y baluarte son las fiestas, las amistades(sean verdaderas o no), la pareja con la que la gente se encierra en su mini-mundo aún más,, los coches a los que aspiramos pobremente con la exigua nómina o toda esa retahíla de imposibilidades que el pícaro sistema nos vende con videoclips de la MTV de tías buenas, orgías en yates y una vida de oro, fama y esplendor. Todo eso es el refugio, la meta. Nuestras vidas, más sintéticas que nunca. Nuevamente digo: algo se nos escapa en nuestros mejores años.
No estamos unidos. Nos domina el miedo y la incomunicación. Tememos al fracaso y a quedar fuera cuando lo cierto es que esta maquinaria de los mercados ya nos relega a fracasados queramos o no y estamos fuera de ese gran mundo que nos gobierna. Joder, y aún hay quien piensa que es libre.

Tememos muchísimo dar el paso. Coger un maldito teléfono, personarnos en alguna asamblea del 15-M, unirnos a algún grupo de protesta, formar el nuestro propio, reflexionar con un papel en blanco delante y pensar, imaginar. Nos cuesta horrores y seguimos prefiriendo que nos hagan picadillo en el día a día laboral e intentar llevar, a duras penas, nuestras pequeñas vidas.
Sabemos que hay motivos suficientes para cuestionarlo TODO. No hay porque abrazar la violencia, ni radicalizarse. Esto se trata de una revolución de mentes, a nivel personal y de cada hombre y mujer. 
¿Hasta cuándo estaremos cayendo repitiéndonos “todo va bien, todo va bien” ¿ ¿nos dejaremos estrellar contra el duro asfalto el día que, por ejemplo, tengamos que olvidar nuestra dignidad frente a un empresario que abuse laboralmente de nosotros sin tener la posibilidad de apelar a nada ni nadie?
A muchos les interesa subyugar el fenómeno de contra-cultura que va surgiendo poco a poco en España. Llamarlos a todos “perroflautas”, por ejemplo, como se hizo en el 15-M. Quiero pensar que se ha puesto a girar algo imparable y que crecerá inexorablemente.


El peso de una absoluta soledad del alma nos lanza a las calles, a la fiesta.
He buscado entre la bohemia de la fiesta, entre histéricas noches de música electrónica y mañaneo brutal; busqué también en lo mas hondo del mundo natural, en soledad por las montañas, quemado por la luna y alucinado con los misterios de hayedos y robledales entre la niebla. Entre alcohol,  y vivencias extrañas. La gente vibra de vacío puro, pensé.


Nos dijeron que este sistema era el mejor. La gente vivió entre su televisión y su cochazo esperando encontrar el absoluto significado de porque estamos aquí en coleccionar cosas materiales. Ahora esto se viene abajo.
No puede haber más demora. Es el momento de encontrarnos en el punto de inflexión y comenzar a pensar de manera diferente a como nos han educado.
Todo esto se viene abajo y comienza la gran búsqueda.
Nada entre este mar de basura, ábrete paso entre la BIG DATA, y busca tu propia verdad.

-GUILLERMO MENDEZ ÁLVAREZ 08-01-2012

2 comentarios:

  1. me encanta...precioso!!..es verdad, pero no desesperes no es todo tan negro hay gente por ahi que sigue luchando..q no se contenta con salir los fines de semana..q mira mas allá y poco a poco eso se va transmitiendo y contagiando a los demás!!
    El mundo nunca va a ser perfecto..es utópico pensarlo..pero nuestro deber como jóvenes es luchar para q lo sea!

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  2. Gracias ;)
    En realidad, la verdadera meta no es cambiar el mundo, sino empezar a cambiarlo, crear la acción que comience a marcar ese cambio.
    La increíble generación norteamericana de los 60 no cambió el mundo en manera considerable (sí acabaron con Vietnam), pero marcaron un antes y un después, vivieron al margen de lo establecido construyendo unos valores alternativos. Y eso es lo que importa realmente.

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