sábado, 4 de mayo de 2013

Syria freedom fighters



Y en medio de las calles hechas pedazos, de las calles fragmentadas  y hechas jirones de hierro y cemento- calles fantasmales desfiguradas- están las potenciales bestias de muerte y metal. Entre los cascotes, avanzando por las desoladas  carreteras flanqueadas por edificios sin paredes, avanzan, y se detienen; sus torretas giran, sus cañones otean nerviosos, a la izquierda a la derecha, toman formación, reciben disparos, se intercambia el fuego. Entre las ruinas acecha el hombre  frágil pero valiente que, expuesto, enfrenta a los colosos. El pueblo, ciego en su fe hacia un Dios guerrero, acometiendo a sus tiranos.







De momento, solo ves tanques, humo. El crepitar del fuego, el eco de los cañoneos y los antitanques resonar bronco y cavernoso, como una tormenta que sucediera en todas partes, invisible y tan solo audible, terrible a los oídos, respiración profunda del puro nervio y la emoción bélica.  Los ruinosos edificios tiemblan, se desprende polvo y piedra, mas cien ojos abiertos sino desorbitados, escudriñan los rotos vanos de rotas paredes esperando el paso de las bestias de metal…






Tierra de fuego, tierra de sangre, de media luna inmensa, de sueño en el aljibe y el almendro. Tierra de bélica leyenda siempre con el cielo púrpura tornado, quebrados eriales de lamentos, lágrimas hondas de triste valle,  fervor de la batalla, dios de cólera implacable, pueblo que avanza.

Guillermo Méndez Álvarez

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