martes, 21 de mayo de 2019

Paseo por el Caudal hacia Ablaña - Anhelo de omnisciencia



Es una tarde de Junio, caliente y nublada. Voy caminando por el paseo fluvial del río Caudal, a la altura de Ablaña, en Mieres. Veo el antiguo cargadero de carbón, el emblema de la empresa Hunosa en el desconchado muro del campo de fútbol local; la H de Hunosa me sobreviene a la mente con un impactante recuerdo a la H de la bomba de Hidrógeno…



Dejé atrás una residencia para mayores. Algunos ancianos, a través de ventanas cerradas a cal y canto, observaban con cierta confusión y tristeza a los que paseábamos. Me dejó aquello con cierta desazón, no sé si por compasión hacia aquellas lastimosas figuras o por la comprensión de que un día puedo ser yo quien esté al otro lado del cristal, viejo y delicado.

Camino.


Veo una pequeña chimenea lanzar humo, entre el abigarrado conjunto de tejados de las casas del pueblo. Alguna persona mayor destemplada debe estar encendiendo la cocina de carbón en la casa. Parece una ofrenda al ya exiliado invierno, y una afrenta al próximo verano.

                Atisbo con estremecimiento, asomando en lo fondero de un valle apretado por los bosques y las montañas, la cabeza del castillete minero de Nicolasa. Pienso en la tragedia de aquellos días lejanos, y pienso más cosas sobre ello que aquí no escribiré: los paniaguados escritores vendidos a la política han hablado tanto ya de los desgraciados accidentes mineros que pareciera redundante y cansino escribir con sentimiento sobre ellos. Los horrores te los imaginas tú, lector.




                Son guapas las colinas que se acercan al pico Llosoriu, y también las que curvan el valle hacia el Oeste. Ya están todas verdes, pletóricas, y los helechos venidos arriba.


Bueno, equí el día despunta al añil, pero en el día que yo paseaba el Caudal, había densos nubarrones...


                Llueve, un pocu. El aire rebosa a fresca humedad y puedo oler con goce múltiples aromas vegetales y florales; los lados del paseo se encuentran repletos de plantas de todo tipo. Tanto el margen que da al río como el que va limitando el complejo industrial de Mieres Tubos revientan de plantas vivarachas y enmarañadas. Unas huelen dulzonas, empalagosas, otras son suaves y perfumadas. Las abejas gordas no paran de sobrevolarlas.




Foto: El Blog del Mierense


                Justo al final del paseo, apartados, hay dos corderillos juguetones y confiados paciendo junto a su madre, que descansa sobre la blanda hierba.



                Echo cuentas del paseo: Asturias es un lugar en el que vivir con fascinación y dormir con agradable letargo. Porque practicando una finita omnisciencia, me da por pensar tanto en la tierna joven adolescente de algún botellón de fiesta prau (rebosante de vida) como en el paisano quejumbroso y caracol que espera la muerte sentado en silencio por algún banco de alguna aldea dormilona y medio desierta.


                Y es tan infinito el abanico de experiencias que nos ofrece esta tierra, dependiendo de la criatura viva y de su tiempo y circunstancia, que me quedo embargado de pena por no poder vivir en todo, en toda Asturias.


Guillermo M.A.

"Todas las cosas pasan y tú también con ellas. Guárdate de pegarte a ellas porque no seas preso y perezcas."  (Tomás De Kempis)

Ablaña Dead City and La Xata La Rifa:
https://www.elcomercio.es/asturias/201610/13/ablana-dead-city-vuelve-20161013001456-v.html

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